Imagino que cada uno de los maestros que han pasado por esta experiencia que implica la trayectoria de los 50 años, han sentido un vaivén de sensaciones entre la angustia de la página en blanco, el temor de las fechas que se acercan, la dicha del tener el texto en las manos y sentir que en cada página hay un algo más que letras. En cada página se encuentra un maestro o una maestra que tomó por primera vez la mano del niño incrédulo que veía florecer en su papel nuevos mundos, el maestro o la maestra que con los años le indica que esos nuevos mundos tienen maneras diferentes de decirse.
Detrás de cada letra, se encuentra una familia que presenció o acompañó el milagro de un joven que logra pensar diferente y por supuesto, cada página contiene la esencia de un escritor que se reta, que crea, que se desencuentra y decide cambiar el mundo.
Detrás de cada letra, se encuentra una familia que presenció o acompañó el milagro de un joven que logra pensar diferente y por supuesto, cada página contiene la esencia de un escritor que se reta, que crea, que se desencuentra y decide cambiar el mundo.